La elección del violín como su instrumento principal marcó el inicio de una formación excepcional. Ingresó al Conservatorio Nacional en 1959, donde fue discípulo de eminentes maestros como Ernesto Díaz, Edward Preodor, Alberto Lysy y Henryk Szeryng. La orquestación y dirección de orquesta fueron áreas en las que también se destacó bajo la guía del maestro Olav Roots.

En 1965, con tan solo 18 años de edad, Mauricio se unió a la Orquesta Sinfónica de Colombia, donde su talento y dedicación lo llevaron rápidamente a desempeñar un papel destacado como Concertino Asociado. Su reputación como violinista trascendió las fronteras nacionales y, en 1970, fue invitado a formar parte de la prestigiosa Camerata Bariloche, una de las principales orquestas de cámara a nivel mundial en esa época. Con la Camerata Bariloche, emprendió giras por 23 países y participó en cursos de perfeccionamiento en Japón, Austria e Italia, consolidando aún más su maestría musical. Además, asistió al tercer curso superior internacional de violín con Henryk Szeryng en 1971.

En 1972, junto con su hermano, fundó el Centro de Orientación Musical Cristancho en Bogotá, una institución de gran relevancia en la cultura musical de Colombia. Este centro no solo impartió una formación musical de alto nivel, con cátedras de violín, viola, música de cámara y dirección de orquesta a cargo del maestro Mauricio Cristancho, sino que también se convirtió en un punto de encuentro cultural y musical en el país.

La carrera de Mauricio Cristancho Hernández se caracterizó por su versatilidad y su contribución a la música de cámara y a la promoción cultural en Colombia. Además de su destacada labor como intérprete en diversas orquestas y cuartetos de cuerda, fundó la Fundación Cristancho en 1984, una entidad sin fines de lucro dedicada a promover la cultura musical en Colombia. La fundación organizó temporadas de conciertos, festivales de canto popular y actividades académicas, otorgando becas de estudio y estableciendo el Centro Cultural Cristancho en Iza (Boyacá), una iniciativa pionera en América Latina que enriquece la enseñanza musical y la cultura en las áreas rurales.

Mauricio Cristancho Hernández fue un músico integral, un educador apasionado y un embajador cultural de Colombia en el mundo. Su partida en mayo de 2023 deja un vacío en la música clásica, pero su legado perdurará como un faro de inspiración para las futuras generaciones de músicos y amantes de la música en Colombia y más allá. Su obra, incluyendo composiciones notables como «Monita» y «Donald», continuará siendo un testimonio de su profundo amor por la música y su contribución al patrimonio cultural colombiano.